Presentando

27 12 2010

Que es gerundio.
Existen tres tipos de nísperos: el níspero frutal, el níspero sexuar y el níspero mental. Por escaso interés obviaremos el primero (además, qué sé yo de los nísperos? Si ni siquiera recuerdo cómo saben…); por motivos evidentes, tampoco hablaremos del segundo. Además, queda feo hablar de lo que a cada uno le salga del níspero sesuar. Entonces, sólo nos queda el tercero, el níspero mental.

Pues sí, mi níspero mental piensa, genera cosas, elucubra, tergiversa, interpreta, deduce… Qué completo! Y en general, está enfadado con el mundo. Fíjate, que la última ocurrencia que ha tenido, ha sido la de abrir un blog para que yo escriba en él lo que a mi níspero mental le dé la realísima gana. Pues me parece cojonudo, para qué nos vamos a engañar.

(Por cierto, que con la última estupidez de la Academia de la Lengua, creo que ya no hay que poner tildes para distinguir un verbo de una preposición, pero me importa un pito: en mi blog, pongo las tildes donde me dé la gana, que para eso es mío, y a mí me mola seguir distinguiendo «de» de «dé».)

A lo que íbamos: ya sé, ya sé que no es nada original lo del blog, ni se pretende. Ya sé que hoy día, abrir un blog es… una vulgaridad. Incluso tengo clarísimo que no lo abro porque piense que a alguien le pueda interesar lo que escribo. Al personal seguramente le importe un bledo lo que aquí se escriba, y me parece bien. No soy tan necio como para creer que el contenido del blog tenga el menor interés para otros distintos de mi níspero y yo.

Pero lo abro porque sí, porque me da la gana, y porque me va a resultar muy divertido colgar en un blog las gilipolleces que me vengan al níspero.

Y de paso, aprendemos a manejar WordPress, que saber cosas nunca sobra.

Venga, un pis y a la cama, que para empezar ya nos hemos extendido mucho.