Abajo el telón

1 05 2012

Se nos marchó.

Sin hacer ruido, discreto, amable. Buena gente, como era él. Extremadamente bueno.

Nunca me han gustado los homenajes póstumos, por falsos, inoportunos e inútiles. Así que esto no lo es, ni hablar. Los homenajes se hacen en vida y los recuerdos… al baúl.

Era un buen tipo. Extremadamente bueno, ya os lo he dicho.

Y se ha marchado de puntillas, como toda su existencia. Sin molestar.

Tuvo la jodida mala suerte de nacer extremadamente bueno, como para dejar de respirar si su respiración incomodaba a los demás. Como para estar dispuesto siempre a pagar los platos rotos. Como para renunciar a vivir la vida que le habría hecho feliz y conformarse con las migajas de la vida que otros querían para él. Sin protestar y pagando la cuenta. Con el precio más alto, pero sin rechistar.

Me vienen muchas cosas a la cabeza, pero no tengo ganas de meterme con ellas.

Nos quedaremos con lo bueno, con su bondad y su sonrisa. Con aquel baile desaforado. Con sus modelitos, su coquetería y su triángulo, tú ya sabes. Buena gente.

No existe ningún dios tan hijoputa, no os engañéis. Es el azar, las circunstancias, las causas y las consecuencias.

Tom, tío, buen viaje allá donde vayas.